A menudo un tema del que no se suele platicar sobre los recién nacidos con gente que no tiene hijos (por lo desagradable que puede sonar) son el tema de los pipis y popos, sin embargo, es algo que preocupa mucho a los padres, tanto nuevos como reincidentes y sobre todos los posibles subtemas alrededor: olor, aspecto, textura, cantidad, etc.
El tema es que los orines y las cacas son la métrica ideal para valorar la nutrición de los bebés, es por ello que instintivamente y a propósito, se vuelve un tema de tanto interés y relevancia, aunque sea un secreto a voces.
El Meconio
Aunque pareciera el nombre de un grupo de pop competencia de Mecano, en realidad así se llama a la primera popó de tu bebé, y si eres madre primeriza y nadie te lo advirtió, puede ser el primer susto que te lleves en esta nueva etapa.
Está compuesta por restos de líquido amniótico que el bebé ha tragado mientras estaba en tu pancita. Normalmente, el líquido que tragó y expulsó en forma de orina, sin embargo, al momento de nacer y durante las primeras 48 horas, va a expulsar lo que haya quedado en su sistema a través de la popó. Ésta suele tener una consistencia pegajosa y de color negro-verduzco como alquitrán, por ello muchas mamás suelen llamar alarmadas al médico sospechando algún problema digestivo.
Mientras esto sucede, la importancia del consumo del calostro además de sus propiedades nutricionales, es porque también funciona como coadyuvante para la expulsión total del meconio, el cuál debiera quedar fuera del sistema al cabo de los primeros 2 a 3 días de nacido el bebé, dando paso a otro tipo de popos.
Por su consistencia y color, el meconio es inconfundible, y aunque suele ser poco común, existen casos en los que el bebé no es capaz de expulsarlo lo que se conoce como “Tapón de Meconio”, el cuál básicamente hace la referencia a un tapón que impide al bebé expulsar este primer excremento por lo que hay que tener cuidado:
El popo de transición.
Una vez que se ha expulsado el meconio, aparece el popó de transición, que como su nombre lo indica, son excrementos mezclados entre los últimos restos de meconio y los primeros rastros de las heces fecales del bebé amamantado: son de color verde-grisáceo, con pequeñas motas de color mostaza.
Esto denota que el bebé está consumiendo y procesando en su sistema digestivo la leche materna. Suele darse del 3 al 6 día de vida. Una vez pasado este tiempo, se establecen las cacas típicas del bebé amamantado.
Como nota, puede ser normal que en este periodo pase uno o dos días en los que el bebé no realice ninguna evacuación, lo cuál puede ser normal siempre y cuando el bebé:
El hecho de que un bebé amamantado de repente deje de hacer popo, no debe ser motivo de alarma si no está acompañado de otro síntoma, recordando que la composición de la leche materna suele ser ligera, por lo que su absorción es tan completa que no queda casi nada para expulsar en heces.
Con esto dicho, es importante que si se tenga evidencia de orina en cantidad suficiente, acorde a la tabla de arriba y de color claro, ya que, si esta también empezara a faltar o empezara a presentarse demasiado concentrada, se podría estar ante un cuadro de deshidratación.
El popo común de bebé amamantado.
Las heces fecales de los bebés amamantados generalmente son de color mostaza anaranjado, a veces con grumitos blancos. Se instalan posterior a la expulsión total del meconio y hablan sobre el correcto funcionamiento del sistema digestivo del bebé que procesa correctamente su leche materna.
De aquí y hasta que se introduzca la alimentación complementaria, la cantidad de excremento que un bebé amamantado realiza es variable, existe un espectro en el que hay bebés que defecan inclusive después de cada toma, hasta los que sólo hacen una vez cada 5 o 7 días. Nuestra recomendación es que seas muy observadora sobre la frecuencia con la que tu bebé hace y estés pendiente de su comportamiento en general, si no notas síntomas de alarma como los que describimos líneas arriba, aun cuando lleve mucho tiempo sin hacer popó, seguramente no es nada de lo que debas alarmarte, de cualquier manera, puedes llevar un registro de sus deyecciones:
De manera que puedas compartirlo con su pediatra y te dé una mejor guía para el caso específico de tu bebé.
Consistencia de la popó
No esperes que tu bebé haga popo de la misma consistencia que un adulto o inclusive que un niño. Recordando que su alimentación se compone exclusivamente de leche materna, es sólo normal hablar de que sus deposiciones serán más líquidas que sólidas.
¿Es diarrea?
Hablar de diarrea en la lactancia más que hablar de consistencia, se habla de frecuencia. Cuando se eleva de manera súbita la cantidad de popo que el bebé realiza se habla de una diarrea, por ello es muy importante que en los primeros días prestes especial atención a los hábitos de expulsión de tu bebé para identificar cuando existe un aumento de la cantidad.
¿Es estreñimiento?
Como ya lo platicamos líneas arriba, un bebé amamantado puede de repente dejar de hacer popó por varios días. Si no hay cambios en su orina y si no hay otra señal de alarma, probablemente no haya nada de qué preocuparse. Mantente atenta y observando cualquier cambio que presente, para consultarlo con tu pediatra.
En ambos casos, evita por favor los remedios caseros: nada de tés, agua, laxantes, arroz, pan, ni otros tipos de alimentos o líquidos para “estimularlo” a hacer popó o bien para “taparlo”, recuerda que tu bebé apenas se está adaptando al mundo y con ello a los alimentos que en estricto sentido y avalado por muchísimas instituciones de salud, durante los primeros 6 meses debe ser ideal y exclusivamente con leche materna.
Su sistema digestivo es inmaduro e introducir alimentos o líquidos fuera de la leche materna no sólo no resolverá el “problema” (si es que lo hay), sino que puede causar un problema serio por ejemplo de gastroenteritis, botulismo, fallo hepático, obstrucción intestinal y una lista en verdad tenebrosa de potenciales problemas de salud.
La única persona que puede prescribir algo además de leche materna debe ser el pediatra por-lactancia que hayas escogido.
La –a veces falsa- intolerancia a la lactosa
En el mundo de los popos hay un apartado especial para el tema que son de color verde porque generalmente es cuando estas infames heces aparecen el momento en que se diagnostica de manera apresurada (y por cualquier persona) que el bebé es intolerante a la lactosa presente en la leche materna, y o se manda a cambiar la dieta de la madre a una demasiado restrictiva o bien, se elimina por completo el pecho, sustituyéndose por fórmulas lácteas especiales para tratar “la condición” del bebé.
Es importante que aclaremos desde el subtítulo que la intolerancia a la lactosa es en un gran número de ocasiones, un falso diagnóstico, y tristemente inclusive pasando desapercibido por varios pediatras, por lo que nos tomamos muy en serio la tarea de explicar de dónde pueden surgir estas heces verdes antes de tomar cualquier decisión que ponga en riesgo la lactancia materna.
Hay de excrementos verdes con diferentes tonalidades, muchas veces las heces de color mostaza pudieran tomar un color verdoso al cabo de un rato, por efecto de la oxidación, creando confusión. Nuevamente: mucha observación cuando detectes popo verdoso: si no viene acompañada de ningún otro malestar, como puede ser abdomen inflamado, demasiado gas, explosividad al salir, molestia del bebé, varias ocasiones de cacas verdes, etc. No debes preocuparte de más.
Pero ¿qué pasa cuando si viene acompañado de molestias? Si las heces verdes vienen acompañadas de:
Y que esto se presenta cada que hace popó, entonces si estamos hablando de una posible intolerancia a la lactosa, sin embargo, tenemos que seguir indagando para tratar de reconocer el origen, antes de proponer soluciones que probablemente, y como ya dijimos, se centran más en dietas restrictivas o suspensión de pecho antes de mejorar técnicas de lactancia.
Propiamente la intolerancia a la lactosa es un bajo nivel o total inexistencia de la enzima lactasa en el organismo, que es la encargada de descomponer las moléculas de azúcar presentes en la leche para su correcta absorción en el intestino delgado. Al no contar con los niveles óptimos, se presenta fermentación en el intestino, dando origen a los síntomas que indicamos arriba.
¿Y cuál es la locura de la intolerancia a la lactosa? Además de las molestias que esto representa para el bebé, si no se atiende a tiempo, puede dar lugar a pérdida de peso para el bebé o que no crezca correctamente, además de riesgo a la deshidratación.
¿Un bebé amamantado puede tener intolerancia a la lactosa? O sea, sí pero no.
Si existe la posibilidad de que un bebé de pecho sea intolerante, sin embargo, hablamos de casos muy específicos, y con padecimientos alternos de salud que lo ocasionen, por ejemplo, la galactosemia que es una enfermedad congénita con la que se nace y se convive durante toda la vida, pero cuya incidencia de 1 en cada 50,000 personas.
Los bebés amamantados difícilmente presentarán una intolerancia a la lactosa, porque la leche materna contiene la lactasa, entonces la digestión de la misma se encuentra bastante asegurada.
¿Si no es mi leche, entonces qué provoca la intolerancia? Pueden existir diferentes situaciones, exploremos las más comunes:
En la fase 1 por lo tanto la toma es más rica en lactosa –azucares-, pero es en la fase 2 donde se presenta la lactasa. Si no se espera hasta que se llegue a la fase 2, el bebé presentará los popos explosivos verdosos.
Como dato final, recuerda que la intolerancia sólo puede ser diagnosticada por un pediatra pro-lactancia, con soporte de evidencias de estudios de laboratorio y estando seguros de haber descartado cualquiera de los casos descritos arriba.