La Epidemiología es el área médica que estudia el origen, comportamiento, frecuencia y factores potencializadores de las enfermedades que se manifiestan en el ser humano.
Esta rama de la medicina es muy importante dentro de los programas de salud pública por su obvio impacto en la estabilidad social de la población, ya que dentro de sus principales funciones se encuentra detallar la historia natural de una enfermedad de una comunidad, definiendo con ello los factores de riesgo que incentivan la adquisición de la misma y haciéndola prevenible o controlable.
En consecuencia, se pueden trazar tendencias de contagios y comportamientos, estableciendo estrategias de control sanitario para amortiguar el impacto (hablando del detrimento de la salud, llegando inclusive a la muerte).
La epidemiología se basa en el método científico de manera que trabaja de manera cercana con la estadística y la demografía para que, ante el brote de nuevas enfermedades, se recopilen los datos, se analicen y se generen hipótesis que posteriormente se confirman a través de la experimentación.
Las enfermedades son clasificadas bajo tres patrones base:
Se habla de Epidemia cuando de manera abrupta, se identifica un alza en las personas infectadas de una enfermedad al mismo tiempo, una Pandemia es una epidemia que además es altamente contagiable y se disemina por varios territorios. Un ejemplo de lo anterior sería la reciente descubierta enfermedad denominada COVID-19 ocasionada por el virus SARS CoV-2.
En la gran mayoría de los casos, el resultado de los trabajos en el área de Epidemiología lleva al desarrollo de vacunas para prevenir la enfermedad descubierta o analizada.
Nuestro cuerpo posee la capacidad de protegerse de los agentes nocivos externos gracias al Sistema Inmune: cuando el cuerpo es atacado por una nueva enfermedad, éste produce los anticuerpos necesarios para combatirla a nivel molecular y, si supera la enfermedad, genera un registro de memoria para que, ante un nuevo contagio, sepa cómo combatirlo. Este trabajo natural del cuerpo no siempre se logra, ya que según las diferentes enfermedades, puede haber gente comprometida de su sistema inmune (por la presencia de otras enfermedades), o que el patógeno en sí sea tan virulento que ataque de manera aguda, no logrando superar la enfermedad y sobrevenga la muerte.
Aquí es en donde intervienen las vacunas, que no es más que una preparación con agentes debilitados de la enfermedad, estimulando al sistema inmunológico a reaccionar al patógeno y logrando el desarrollo de anticuerpos, sin necesidad de tener en el sistema al agente completamente activo y tóxico. Las vacunas pues, constituyen un tratamiento preventivo, de manera que se disminuyan o prevengan en su totalidad los efectos de futuras infecciones por patógenos libres, dado que el cuerpo ya tiene la respuesta de cómo combatir y erradicar la enfermedad.
El método más eficaz conocido hasta el momento para prevenir las enfermedades infecciosas es la vacunación, la cual es en gran parte la responsable de la erradicación mundial de la viruela, así como la considerable disminución de casos como poliomielitis, sarampión y tétanos. Lo anterior se conoce como “inmunidad colectiva”, en donde la gran mayoría de los individuos de una población al encontrarse vacunados, no dan cabida a ningún brote de la enfermedad, de manera que protegen colectivamente a aquellas personas que, por distintas razones médicas, no puedan vacunarse.
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