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Destete Respetuoso

Nuestro último espacio está dedicado precisamente al cierre de la experiencia total para realizar un destete, pero de manera respetuosa. Es una forma de decir adiós a un periodo de nutrimento, amor y vínculo entre madre/hijo.

Si bien hay los casos en los que es el propio niño el que decide dejar el pecho, por lo regular es la mamá quien toma la decisión. En estos casos el primer consejo que tenemos es que sea algo que no se haga de manera inmediata, y con una amplia comunicación con el niño. Aún si es pequeño, ellos entienden que lo que ha sido su confort y alimento se está yendo por lo que es importante que se haga de manera gradual.

Si pudiéramos resumir las acciones en una frase sería: “El pecho ya no se ofrece, pero no se niega”. Es decir, la mamá deja de ofrecer el pecho (qué, admitámoslo el pecho termina siendo un aliado para casi prácticamente todo), pero establece y comunica claramente al niño las condiciones bajo las cuales se puede consumir, estableciendo:

  • Horarios (por ejemplo: sólo para dormir)
  • Situaciones especiales (por ejemplo: en caso de un susto fuerte)
  • Lugares (por ejemplo: sólo en casa)
  • Por tiempo específico (por ejemplo: no más de 10 minutos)

Dependerá de ti establecer las nuevas reglas de lactancia, con miras a que eventualmente ya no sea necesario.

 

Es muy importante comentarte que, mientras se inicia este proceso de destete y hasta que finalice, deben existir alternativas para reorientar el vínculo mamá/hijo, de manera que tu bebé no sienta de ninguna manera rechazo, pues la lactancia materna trae consigo el desarrollo de un contacto muy estrecho, por ejemplo, no son pocos los niños que aceptan dejar la lactancia siempre y cuando se les permita todavía tocar o “sintonizar” el pecho de su madre (es decir, tocar con sus dedos el pezón como si fuera una estación de radio) estos serían los tipos de acuerdos que hay que buscar establecer en el que ambas partes se sientan cómodas.

 

¿Cuáles serían razones válidas para realizar el destete?

 

Decisión propia

El primero y más importante es porque tu o tu bebé lo decidan, aun si todo indica que puedas realizarlo y los beneficios que ya hemos mencionado en otros momentos, si simplemente es algo que no te llena o te hace sentir incomoda, no es obligatorio que lo realices.

En el mundo de la maternidad existen muchas condiciones que nos hacen sentir culpables, por lo que el primer punto a considerar es validar y respetar tu deseo, obviamente y considerando la importancia del proceso y tu situación particular, dedicándole el análisis correspondiente.

 

Dolor

En otras secciones hemos hablado de que el dolor no es normal al amamantar, y aunque pueden existir asesorías para que se pueda corregir el agarre, muchas madres han referido que esto pareciera no ser suficiente o bien, que conforme el tiempo pasa y el niño es más grande se vuelve doloroso o incómodo. Son situaciones que pueden pasar, por varios motivos, si al final se ha analizado y no se desea continuar, definitivamente no se trata de volver tortuoso una actividad diaria.

Hablando de dolor, también existe una conexión hormonal entre el proceso de succión con las fibras del útero que, si bien normalmente se encuentran desconectadas, hay ocasiones en que si están relacionadas entonces la succión puede conllevar a contracciones dolorosas o se presentan sangrados vaginales. Obviamente este punto tiene que validarse por un especialista médico pro-lactancia.

 

Salud

Se buscan opciones en general para tratamientos médicos compatibles con la lactancia, pero no siempre es posible encontrarlo. Hay ciertos padecimientos y medicamentos que no son compatibles con la lactancia, y ante ello, la lógica debe prevalecer a mantener la salud de madre/hijo por encima de cualquier cosa. Para este punto, igual que el anterior, lo mejor es validar y explorar las opciones posibles según las circunstancias, con el apoyo de un especialista médico pro-lactancia.

 

 

 ¿Cómo manejo el destete?

Parte de las recomendaciones del manejo del destete como ya hemos comentado, es el realizarlo en forma gradual, esto también obedece a los cambios fisiológicos que supone para el cuerpo de la madre.

Dependiendo del momento en el que se decida realizar el destete, puede que tu pecho ya esté “entrenado” para producir la leche en el momento en el que siente la succión, hablamos de una lactancia debidamente establecida y por varios meses, inclusive pasando ya el primer año. En estos momentos, es cuando menos se corre el riesgo de presentar problemas de mastitis, ingurgitación mamaria o perlas de leche, a comparación de un camino de lactancia más corto en donde todavía los pechos se sienten “duros y llenos” si el bebé no viene a vaciarlos y se corre el riesgo de los padecimientos mencionados.

En ambos casos, el tema de gradualidad atiende a la regla de oro de lactancia aplicada de manera inversa, es decir si “a mayor succión, mayor producción”, para el destete tenemos que aplicar “a menos succión, menor producción” de esta manera al reducirle tomas al bebé se puede ir registrando los cambios en el cuerpo de la mamá con una producción poco a poco a la baja, sin necesidad de tomar medicación para suspender su producción. Si el destete gradual no es posible, nuestra recomendación es que se manejen ciclos de extracciones, de manera que desobstruyan lo suficiente el pecho, pero que no estimulen mayor producción, es decir, no llegar al punto de vaciarlos, solo sacar lo necesario para evitar la molestia.

No te espantes si inclusive mucho tiempo después aprietas tus pechos y sigues excretando leche, tus pechos pueden estar latentes para producción un largo periodo, muy variable de mujer a mujer, pero podemos hablar de meses.

 

¿Cuáles serían las señales de alarma que indiquen que algo no está bien?

Básicamente aquellos que te dejen saber que puedas estar desarrollando alguna enfermedad por obstrucción, tales como:

  • Masas o bultos en los pechos
  • Fiebre
  • Pechos rojos, calientes, duros o adoloridos que no se alivian con extracciones,
  • Secreciones anormales de los pechos

Puedes acudir a nuestra sección de “Padecimientos durante la Lactancia” para saber qué hacer en cada caso, y sobre todo contar con el apoyo de tu médico.

 

Consejos generales para el destete respetuoso

Adicional a lo que hemos comentado en esta parte, te dejamos estos consejos generales:

  • De ser posible, propicia el destete respetando los tiempos ideales de lactancia, es decir al menos después del año de edad, e idealmente después de los 2. Si tu bebé es más grande, ya un niño, puede entender mejor cuando le expliques los motivos, a que si se le retira el pecho a un bebé de meses.
  • Siguiendo la regla de “No ofrecer, no negar” procura tener estrategias alternas para no tener que llegar a “negar” el pecho: Identifica en qué momentos tu hijo pide el pecho y trata de anticiparte con otro tipo de actividades.
  • Inicia gradualmente reduciendo tomas durante el día, hasta poder eliminarlas, y deja las tomas nocturnas (que suelen ser las más complicadas de eliminar) para el final. Puedes apoyarte de los conceptos de “día y noche” para dejar claro cuando sale el pecho a alimentar y cuando no.
  • Compensa con más atención, cariño y amor a tu hijo cuando elimines el pecho.
  • Cuando inicies el proceso, procura hacerlo en un momento de relativa tranquilidad, ya que pueden ser momentos de mucho estrés, te recomendamos que sea en vacaciones y que puedas descansar de esos periodos de tensión.
  • Cárgate de mucha paciencia, energía positiva y amor, entiende que puede ser un proceso traumático y de mucha frustración no sólo para tu hijo, sino también para ti. Recuerda que, si en un punto se vuelve demasiado complicado, se puede dar marcha atrás, si en algún momento no sientes que sea lo correcto. Confía en tu instinto.
  • Busca hacer equipo con tu pareja, para que puedas realizar el destete, en especial el nocturno, en donde tu hijo pueda tener su rutina de sueño con su otra figura de apego con su propio vínculo, y sacándote de la ecuación.
  • Si les agrada la idea, pueden hacer una dinámica sencilla de despedida al pecho, de manera que tanto tu como tu hijo puedan decir adiós a esta etapa que vivieron juntos, en complicidad. El proceso de transición puede verse favorecido si existe el momento para poder dar el cierre apropiado.